Los investigadores llegaron a esta conclusión tras realizar una revisión bibliográfica de 22 estudios publicados en el Medline entre 1950 y 2010. Dos de los 22 estudios evaluaban la exposición a antibióticos durante el embarazo, mientras que el resto valoraba la exposición a antibióticos durante el primer año de vida.
Hallaron que los bebés que tomaron antibióticos durante su primer año de vida tuvieron aproximadamente un 50% más de probabilidades de sufrir asma que los bebés que no los recibieron. Sin embargo cuando se eliminaron factores de sesgo, como el uso erróneo de antibióticos para tratar los primeros síntomas de un asma todavía no diagnosticado, el riesgo bajó a un 13%.
Estos datos apoyan la "hipótesis de la higiene" que sugiere que los niños que nacen y crecen en un entorno demasiado limpio, con baja exposición a microbios, tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas y asma. La razón es que nuestro sistema inmunológico, concebido para defendernos de agentes infecciosos mediante la producción de anticuerpos del tipo de la IgA, IgG o IgM, en una situación de inactividad tienden a desarrollar una respuesta inmunológica alternativa, con producción de anticuerpos IgE que son los responsables de las enfermedades alérgicas. Ello puede explicar porqué la alergia y asma que se han incrementado de forma dramática en los últimos 80 años en los países desarrollados, por el contrario siguen sin ser frecuentes en los del tercer mundo.
1) William Murk et al Prenatal or Early-Life Exposure to Antibiotics and Risk of Childhood Asthma: A Systematic Review. Pediatrics February 3, 2011.