En los últimos años, el número de hogares con mascotas exóticas ha aumentado, y con ello han surgido nuevas fuentes de alérgenos.

Tradicionalmente, se consideraba que los reptiles, al carecer de pelo o plumas, eran “seguros” para las personas alérgicas. Sin embargo, estudios recientes y casos clínicos han demostrado que las iguanas también pueden desencadenar reacciones alérgicas, incluyendo rinitis, asma e incluso inflamación persistente de las vías respiratorias.
Este estudio realizado en Clínica Subiza describe el caso de un hombre de 32 años que convivía con dos iguanas y desarrolló síntomas respiratorios severos. A pesar de que las pruebas cutáneas iniciales fueron negativas para los alérgenos habituales (gato, perro, ácaros), se demostró sensibilización específica a proteínas presentes en la piel de las iguanas. La exposición desencadenaba episodios de asma, confirmados mediante pruebas de provocación bronquial y estudios de IgE específica.
Este caso se suma a una serie de publicaciones que evidencian que los reptiles, y en particular las iguanas, pueden actuar como fuentes de aeroalérgenos relevantes. Para los especialistas en alergología, resulta esencial incluir estos animales en la historia clínica de pacientes con síntomas respiratorios persistentes, especialmente cuando conviven con mascotas exóticas.
La creciente popularidad de estos animales en los hogares subraya la necesidad de actualizar los protocolos diagnósticos y concienciar tanto a profesionales como a pacientes sobre este tipo de alergias emergentes.
Leer estudio: Alergia a la iguana